Cada vez que nos sentimos mal en nuestra vida, en nuestro día a día, en un lugar, con alguien…solemos pensar “ya pasará”; “es solo trabajo, mañana ya es viernes”; “en cuanto acabe me voy y no vuelvo”;…todas esas frases, pensamientos, son lo que llamamos nuestro “diálogo interno”: aquello que nos decimos ante cualquier estímulo percibido y/o creado por nosotros. Un run-run que nos invade la cabeza, no paramos de decirnos cosas y cada vez vamos negativizando más la situación, hasta que nos decimos “me va a estallar la cabeza de tanto pensar”
¿Has vivido situaciones así? ¿Las has vivido hoy?
Solo parando mi diálogo interno escucharé mis emociones.
El mayor error que solemos cometer es no pararnos antes de entrar en ese diálogo interno, o justo antes de que éste nos genere una carga emocional (inflar mi enfado, rabia, asco, miedo…) que ya sea más difícil de gestionar.
Ante cualquier emoción que me cause un sentimiento negativo debemos parar, acallar toda esa carga de pensamientos, “cerrar mi boca” y emplear mi “oído interno”. Detectar qué estoy sintiendo y qué lo ha provocado; pero de forma honesta. Esto es, siendo justo, objetivo, responsable y mirándome por dentro. Poniéndome como observador de lo que está pasando:
- ¿Qué estoy sintiendo?, igual rabia, enfado, asco, miedo…
- ¿qué lo ha provocado? , igual una frase de mi jefe, o un silencio, o un gesto de mi pareja…
- ¿es algo aislado o me pasa con frecuencia?, puede que esta emoción se repita en mi vida o en mi día ante situaciones similares… ¿son situaciones siempre en el mismo área de mi vida?, ¿relacionadas siempre con la misma persona?
- ¿para qué me surge esta emoción?, de qué me habla, qué necesito: seguridad, pertenencia, reconocimiento…ver https://com-partiendo.es/salud/cuando-aprendemos-a-identificar-la-emocion-que-sentimos-empezamos-a-poder-cuidarnos-por-nosotros-mismos/
- ¿Qué cambiaría si cambiase la reacción que tuve?
- ¿Qué cambiaría si cambiase mi pensamiento?
Saliendo del camino conocido al camino deseado
Cuando nos respondemos a estas preguntas, desde el corazón, con la verdad de nuestro sentir, comenzamos a aprender de nosotros mismos, y tenemos la capacidad de decidir. Optar si sigo actuando igual, y tendré los mismos resultados, o cambio, pruebo, y el resultado será otro…
Sí, lo que llamamos salir de la zona de confort y para lo que necesitamos perder el miedo a hacerlo.
¿A cuánta gente conoces que está mal, que te cuenta lo triste, enfadada, asqueada o… que está y sin embargo continúa actuando igual, en ese mismo lugar, con esa misma persona, trabajo…sin variar nada, sin ser consciente igual de que está sintiendo realmente y sobretodo qué querría sentir, vivir y porqué no lo hace?. ¿Eres tu una de esas personas?
No hay peor prisión (zona de confort) que aquella en la que nos metemos nosotros mismos y creemos que no podremos salir. Afortunadamente solo necesitas ser consciente de que estás donde no quieres estar, abrir esa cárcel, y empezar a caminar hacía donde desees, donde sientas que estás a salvo, seguro, pleno y feliz “contigo mismo”.
“La persona que no está en paz consigo misma, será una persona en guerra con el mundo entero” _ Gandhi.
Fíjate en un bebé, busca autonomía, seguridad,… de forma instintiva comienza a gatear, torpemente a veces, se cae, se levanta y sigue…después comienza a caminar, y busca apoyos para no caerse (tú también tienes tus puntos de apoyo), y paso a paso, a su ritmo, con la seguridad que necesita sigue avanzando…hasta que aprende a andar, a correr…
La diferencia es el sentimiento de dolor que ya hemos vivido con los años y la experiencia de vida. Miedo a equivocarnos, a hacernos daño, a sufrir…pregúntate cuando esto suceda “si ya estoy sufriendo en esta situación, qué es lo peor que puede pasarme por salir de ella?¿y qué será lo que, por el contrario, sentiré cuando, paso a paso, llegue a estar fuera?