Desde pequeños nuestros padres, al menos los míos, se ocuparon de darme una estupenda formación académica, luego en el colegio, la universidad…seguían insistiendo en la importancia de aprender cada vez más, tener idiomas, mejor dos carreras que una, un MBA…
Desde pequeños, se nos ha dicho aquello de “el saber no ocupa lugar”, alimentando así cada vez más nuestra inteligencia.
Pero, ¿qué inteligencia? ¿sólo hay una?…
Todos esos estudios, logros, … ¿nos definen como persona? ¿Si alguien lee mi curriculum vitae sabrá quién soy? La respuesta es NO. Podrá saber cuan cultivada tengo mi inteligencia racional, en base a mis estudios de grado, de posgrado, idiomas, logros…
¿Pero qué pasa con mi YO? ¿En que parte de mi curriculum queda reflejada mi personalidad?
Lo que nos define realmente es nuestra postura ante la vida, las cosas que consideramos que son más importantes, los ideales que nos gustaría alcanzar como personas, nuestra escala de lo que está bien y lo que está mal… todas estas cosas forman parte de lo que se conoce como valores.
Esos valores que tenemos todos y que al igual que la educación materializada en cursos, MBA, idiomas…forman parte de nosotros, nos impulsan a actuar en la vida de una manera u otra. Son valores que adquirimos desde pequeñitos, de nuestra familia, profesores, amigos…y a lo largo de la experiencia que nos da la vida, dando forma a nuestra personalidad y forma de entender y vivir la vida.
Pero a diferencia de los aspectos académicos que somos capaces de enumerar y reflejar en un curriculum, (provienen de nuestra inteligencia racional, matemática, lógica…) los valores, los hemos aprendido de un modo inconsciente, (nuestra inteligencia emocional) y forman parte de nosotros aunque muchas veces no seamos capaces de identificarlos, pero están ahí. Son valores importantes para mí: la familia, la amistada, la honestidad, la prudencia, el esfuerzo, la confianza, el trabajo, el amor…
Todo en nuestra vida se rige por unos valores y cuando no vivimos de acuerdo con ellos no podemos ser felices y aparece la frustración.
Toma consciencia de tus valores, todos los tenemos, ellos son los que te impulsarán en la vida, tu energía, tu pilar para cada día actuar en base a ellos, entonces…serás coherente (pensar, sentir, actuar…)
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