Realmente lo creo, firmemente, “Si yo quiero, yo puedo cambiar”.
Hace unos años no lo habría visto igual, pero, entre otras cosas, haber estudiado Coaching ha ayudado a mi afirmación.
Lógicamente hay mucho desconocimiento en lo que significa un Coach, qué diferencias tiene respecto a un psicólogo, un terapeuta… esto os lo contaré más adelante. Hoy quiero escribiros de lo dicho anteriormente, la posibilidad de cambiar que todos tenemos, si se quiere. Hoy escuché a una mujer decir “no va a cambiar en su vida”, y esas palabras me estremecieron.
Es tan fácil ponerle un ejemplo “tangible” a esa mujer en concreto…tendrá unos sesenta años, ¿quién le iba a decir a ella hace unos cuantos que hoy estaría en un gran supermercado haciendo la compra con la lista en su dispositivo móvil?. Pues sí, ahí estaba, una mujer de su generación con un terminal móvil de última generación, para hacer la compra…¿sabéis que le habría preguntado?:
“¿Desde cuándo realiza la compra con la lista en el móvil?”; “¿antes como lo hacía?”; ¿”para qué cambió de aquella a esta otra manera”?; “¿le ayudaron a ello”?; “¿Qué sintió ante la llegada de todas las nuevas tecnologías?”….
Y a cualquiera de quienes leáis este artículo, os pido que os hagáis esta reflexión, ya puestos con las tecnologías: he observado lo fácil que resulta conseguir que muchas personas se hagan eco de una historia conmovedora. Sólo necesitas ver qué sucede en las redes sociales. Aparecen multitud de vídeos, imágenes, citas maravillosas, historias motivadoras, historias personales (algunas incluso falsas)…Estas historias nos recuerdan algún dolor o pena y, otras muchas, son historias de grandes cambios y mejoras personales. ¡Qué bueno es que exista la red para compartirlas!
Ahora bien, ¿te has preguntado qué sucede en ti cuando pasa una historia de este tipo por tus manos? Estoy segura que en tu interior se movilizan muchas emociones y entonces ¡zas!, compartes esa vivencia de otros (por identificación contigo). Las puedes enviar para dar apoyo y cariño a alguien, para generar un momento de alegría o para solidarizarte. Lo que sucede es que tras enviar esa información, la emoción que hace un momento te llenaba, pasa a un segundo plano porque las acciones han sido externas y tú te quedas dónde estabas. Continúas con tu día a día, sin haberte parado a pensar qué emoción te produjo ese mensaje, para impulsarte a la acción…nuestras emociones se quedan sin identificar, asociar y a veces desahogar…las reprimimos.
¿Quieres hacer la reflexión? Piensa la última vez que te ha sucedido algo así, un estímulo externo (historia, frase, imagen, video …en las redes sociales), te impulsó a compartirlo o a darle un “like”. ¿Ya estás en ese momento?, ¿qué sucedió en tu interior?, ¿qué sentiste, pensaste, …?, ¿qué momentos de tu vida pasado, presente o futuro te movió?. Ahí lo tienes, ¿cuál es la situación que quieres cambiar en tu propia vida? (superar una pérdida personal, laboral, controlar la euforia que te hace salir de control, miedo al fracaso, nuevos retos, miedo a la enfermedad…). Aprovecha la oportunidad. Algunos esperan a estar cerca del abismo para moverse, ¿quieres realmente esperar a ese momento?.
«El cambio es una puerta que solo se puede abrir desde dentro»_ (Terry Neill)
Hay 3 obstáculos fundamentales que generan la resistencia al cambio:
– La ignorancia: Cuando “no sabes que no sabes” el cambio es algo ajeno a ti. Si no sabes, por ejemplo, que existe el catarómetro seguramente te será difícil imaginar para qué sirve y en qué casos se utiliza. Igual sucede con las personas que todavía no sabes que existe el coaching y qué pueden conseguir. Por tanto, cuando conoces y entiendes que tienes las claves de poder cambiar (quererlo, responsabilidad y compromiso) puedes dar el primer paso.
– El miedo: Este es el segundo gran obstáculo. Recordar mi artículo https://com-partiendo.es/reflexiones/que-no-nos-paralice-el-miedo/. Ya sabes que puedes cambiar, incluso quieres hacerlo, lo que sucede es que el miedo te inunda. Muchos de nuestros miedos están únicamente en nuestra mente y lo descubres cuando das el primer paso y ves qué sucede. Sientes amenaza, peligro…ante algo que ya sabes que existe, pero que temes no tenga el resultado esperado
– La comodidad: Te sientes seguro en ese área, ¿qué habrá más allá? Lo desconocido, ¿y si no es tan bueno? Si ya has resuelto el paso de superar el miedo, aún te queda otro, ese asociado a esta frase: En ese caso, pregunta te “¿qué es tan horrible como para que no lo intente y quedarme en el miedo, angustia…actual?”. Da el paso, te sorprenderás la emoción tan positiva que sientes al salir del miedo. SUPERACIÓN.
Por eso, me pregunto y te traslado la pregunta, después de leer este artículo, ¿qué has decidido hacer tú para salir de dónde estás?
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